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Javier Navarro y José Antonio González Hace 1 día Cargando comentarios…
En Paradigma llevamos años ayudando a organizaciones a desarrollar software de calidad, acompañando a equipos en contextos complejos y cambiantes.
Con el tiempo, todo ese conocimiento fue creciendo y diversificándose, repartido entre prácticas, experiencias y aprendizajes que vivían en las personas y en los proyectos.
De esa necesidad de consolidar, escalar y compartir una forma propia de trabajar nació Polaris, nuestro modelo de referencia para el desarrollo ágil de software.
En este episodio del podcast profundizamos en su evolución y, en particular, en uno de sus pilares fundamentales: Powerful People, el dominio que pone a las personas y a los equipos en el centro.
Polaris surge como una respuesta a una realidad muy concreta: Paradigma contaba con múltiples “islas de excelencia”, equipos muy potentes que trabajaban bien, pero sin un marco común que permitiera explicar, replicar y escalar esa excelencia.
El objetivo inicial fue doble. Por un lado, disponer de una guía interna que ayudara a alinear prácticas, lenguaje y expectativas, especialmente para las nuevas incorporaciones. Por otro, contar con un modelo tangible que permitiera explicar a los clientes no solo qué hacemos, sino cómo trabajamos y por qué creemos en ello.
Con el paso del tiempo, el contexto cambió. Los proyectos se volvieron más complejos, los clientes más exigentes y los propios equipos de Paradigma evolucionaron en su manera de pensar y trabajar.
Polaris 1 había cumplido su función, pero empezaba a quedarse corto. La evolución hacia Polaris 2 no fue una opción, fue una necesidad: adaptar el modelo a una nueva realidad, incorporar aprendizajes y cubrir huecos que impedían una visión verdaderamente integral del acompañamiento de equipos.
Uno de los cambios más relevantes en esta evolución es el paso de un enfoque centrado en roles y responsabilidades a un modelo basado en comportamientos.
En lugar de medir si se realizan determinadas ceremonias o actividades, Polaris 2 pone el foco en si se están generando las conversaciones, decisiones y dinámicas que conducen a un mayor impacto.
Para ello se introducen los Key Behavior Indicators (KBI), que permiten observar si los comportamientos deseados están realmente presentes en los equipos.
La nueva versión de Polaris se estructura en cuatro grandes dominios, que representan capacidades clave para construir productos de éxito:
Es precisamente en este último donde se centra la conversación del episodio, ya que sin equipos fuertes, cohesionados y motivados, ningún proceso ni práctica técnica puede sostenerse en el tiempo.
Powerful People es un modelo de acompañamiento de equipos cuyo objetivo es crear el entorno adecuado para que las personas colaboren, crezcan y alcancen un impacto alto en el menor tiempo posible.
Para construirlo, Polaris se apoya en dos referentes ampliamente conocidos: el modelo de Hackman, que define las condiciones necesarias para que un equipo sea efectivo, y el modelo de Tuckman, que describe las etapas de madurez por las que atraviesan los equipos.
A partir de estas bases, en Paradigma se construye una metáfora muy clara: el equipo es como un cohete. Pero no basta con que el cohete llegue alto (alto impacto), también debe llegar rápido.
En proyectos reales, el tiempo importa tanto como el resultado. Los clientes necesitan quick wins, valor tangible en plazos cortos, y los equipos deben ser capaces de despegar con fuerza desde el inicio.
Para que ese cohete despegue, Powerful People define cuatro grandes elementos, entendidos como los propulsores del equipo:
Estos elementos, por sí solos, son conceptos amplios. Para llevarlos a la práctica, Polaris introduce el concepto de combustibles: actividades concretas, prácticas y herramientas que permiten activar cada propulsor de forma tangible en los equipos.
Otro aspecto diferencial de Powerful People es su enfoque basado en el tiempo. No todas las actividades tienen sentido en cualquier momento. Por eso, el modelo organiza el acompañamiento en tres ventanas temporales: arranque, corto plazo y medio-largo plazo.
Durante las primeras semanas, el foco está en crear bases sólidas: acuerdos, propósito, confianza y supervivencia del equipo. Más adelante, se introducen prácticas más avanzadas que requieren mayor madurez y especialización.
Este enfoque evita uno de los errores más comunes en el acompañamiento de equipos: intentar hacerlo todo desde el primer día. Saber qué puede esperar y qué es prioritario en cada momento es clave para lograr impacto sin caer en la parálisis por análisis.
Más allá de modelos, dominios y prácticas, queremos quedarnos con una idea clara y sencilla: todo empieza con conversaciones.
Antes de definir marcos complejos o introducir herramientas, el primer paso es preguntar al equipo qué cambiaría de su forma de trabajar para mejorar, para sentirse más orgulloso y para entregar mejor valor.
Activar esas conversaciones de mejora continua desde el principio convierte la evolución del equipo en una responsabilidad compartida, no en la tarea de una única persona.
Polaris y el dominio Powerful People no son un recetario cerrado, sino una guía viva, fruto de la experiencia y diseñada para ayudar a los equipos a despegar, volar alto y hacerlo a la velocidad que hoy exige el contexto.
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