Cuando una compañía llega al punto de preguntarse “¿cómo deberíamos organizarnos para funcionar mejor?”, suele encontrarse ante un reto enorme: no existe un manual universal para rediseñar las organizaciones. Cada empresa es distinta, con su propio contexto, cultura y objetivos.

Después de años acompañando a nuestros clientes en este proceso, en Paradigma sabemos que un marco de gobierno bien diseñado e implantado marca la diferencia para que una organización funcione de forma eficiente y eficaz.

Frameworks vs. realidad de la empresa

En el mercado existen multitud de marcos de trabajo y métodos reconocidos: SAFe, LeSS, Kanban Maturity Model, Team Topologies, Nexus… todos aportan buenas prácticas y son estándares contrastados que pueden tener encaje. Sin embargo, ninguno de ellos por sí solo explica cómo encajar con la estructura, los procesos o la cultura de tu empresa.

Ahí es donde muchas compañías tropiezan. Intentar calcar un framework sin adaptarlo suele generar más fricción que valor. En Paradigma lo tenemos claro: nuestro papel es coger lo mejor de estos estándares y combinarlos con la realidad del cliente para crear un modelo único y accionable.

Lo hemos visto una y otra vez: empresas que se lanzan a implantar un framework de manual sin adaptaciones, sin un plan para la implantación y al poco tiempo descubren que su modelo de financiación, sus estructuras de decisión o incluso sus formas de trabajo entran en conflicto. El resultado suele ser frustración, resistencia al cambio y, en ocasiones, un paso atrás.

Experiencia ante diferentes escenarios

Hemos diseñado e implantado diferentes modelos de gobierno en organizaciones de todo tipo: desde compañías tradicionales que necesitaban modernizar su gestión de proyectos hasta plataformas digitales que buscaban escalar sin perder agilidad, pasando por entornos altamente regulados donde el cumplimiento normativo era tan importante como la innovación.

En algunos casos, el reto ha sido ganar eficiencia y escalabilidad; en otros, optimizar la gestión de la demanda y el portfolio; y en muchos, simplemente conseguir que la organización entregue valor de forma más predecible y sostenible.

De esta experiencia hemos extraído una certeza: no hay dos marcos iguales. Y esa es precisamente la diferencia entre aplicar un framework genérico y diseñar un modelo de gobierno a medida.

Si algo valoran nuestros clientes es que no improvisamos. En Paradigma seguimos un proceso muy claro, con fases bien definidas que nos permiten pasar de la reflexión estratégica a la implantación práctica sin perder coherencia:

  1. Alineamiento estratégico: entendemos qué objetivos persigue la compañía y qué se espera conseguir con el nuevo modelo. El gobierno tiene que ser un medio, no un fin.
  2. Análisis del modelo actual: mapeamos procesos, roles, métricas y puntos de dolor para tener una foto realista de la situación de partida.
  3. Selección de estándares aplicables: buscamos prácticas y soluciones de mercado o de nuestras experiencias que se integren de forma lógica y contribuyan tanto a resolver problemas como a avanzar hacia los objetivos.
  4. Definición del modelo objetivo: diseñamos un gobierno o un marco práctico y realista, pensado para el momento concreto de la compañía y plenamente integrado con su cultura, contexto y situación actual.
  5. Implantación incremental: ejecutamos un plan de implantación que convierte el diseño en realidad, desplegándose de forma incremental, midiendo resultados y ajustando continuamente.
  6. Mejora continua: porque un modelo de gobierno nunca está “cerrado”, siempre evoluciona, y es importante disponer de los mecanismos para asegurar la inspección y adaptación.

Durante todo este viaje no dejamos a los equipos solos. Combinamos perfiles expertos en transformación, arquitectura y gestión del cambio, asegurando que el modelo no solo se diseñe, sino que también se pueda, adaptar, implementar y escalar.

Aprendizajes clave de estos procesos

En muchas ocasiones nos hemos encontrado con organizaciones que funcionaban con distintos modelos de gestión según el área. Cada uno parecía sólido por separado, pero al juntarlos aparecían duplicidades, conflictos de prioridad y procesos innecesariamente complejos. En otros casos, los propios equipos describen su situación como “ir como pollos sin cabeza”: muchos proyectos en marcha pero poca dirección clara.

Con los años, hemos aprendido que la mejor forma de detectar si una empresa necesita un nuevo modelo de gobierno es observar ciertas señales que se repiten una y otra vez. Estas son algunas de las más habituales:

Si alguna de estas situaciones te resulta familiar, probablemente ha llegado el momento de diseñar un modelo de gobierno a medida que devuelva dirección, claridad y orden. Y en ese camino, la experiencia acumulada es clave: hay aprendizajes que repetimos siempre dentro de nuestra Comunidad de Metodología en Paradigma y que marcan la diferencia al implantar un marco de gobierno:

¿Por qué no hacerlo de forma independiente?

La tentación de definir un marco “a medida” es grande, pero los riesgos de hacerlo de manera incorrecta son más; duplicidades, falta de coordinación, modelos que se quedan en papel…

Nuestra experiencia demuestra que el éxito depende de dos factores:

En Paradigma nos tomamos muy en serio ambas cosas. Porque diseñar un modelo de gobierno a medida no es solo una cuestión organizativa: es asegurar que tu empresa tiene el sistema operativo necesario para crecer, transformarse y competir en un entorno cada vez más exigente.

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