Con el crecimiento en complejidad de las arquitecturas actuales, resulta esencial tener visibilidad en tiempo real del comportamiento de nuestras aplicaciones y servicios.

En este episodio hablamos sobre cómo diseñar e implementar una estrategia de observabilidad que sea escalable, sostenible y alineada con los objetivos del negocio.

No es lo mismo observabilidad que monitorización

Aunque muchas veces se utilizan como sinónimos, observabilidad y monitorización no son lo mismo. La observabilidad es una cualidad del sistema, es su capacidad de emitir información útil para que podamos entender su estado interno.

Por su parte, la monitorización es el conjunto de técnicas que usamos para analizar esa información a lo largo del tiempo. Una buena estrategia de observabilidad comienza entendiendo esta diferencia.

Necesitamos sistemas que “hablen”, pero también procesos que nos permitan interpretar ese lenguaje de forma eficiente.

Logs, métricas y trazas

Cuando hablamos de observabilidad, nos vienen a la cabeza tres señales básicas: logs, métricas y trazas. Estas señales serían lo mínimo que tendríamos que tener para comenzar, pero hay muchas muchas más.

Algunos ejemplos serían profiling, que permite entender el comportamiento del sistema a bajo nivel; los eventos, claves para conectar acciones técnicas con el negocio, y baggage, metadatos contextuales que viajan con las solicitudes.

Estos tipos de datos aportan una visión más rica, pero también implican retos técnicos y de integración más complejos.

Gestión del coste

Diseñar una estrategia de observabilidad no es solo una cuestión técnica, también económica. Algunos factores clave a considerar a la hora de seleccionar nuestra herramienta o conjunto de herramientas de observabilidad serían:

Ignorar estos aspectos puede hacer que una buena estrategia técnica fracase por no ser sostenible.

La observabilidad por diseño

Una vez definido el modelo de observabilidad, llega el reto de su implementación. Pero, ¿cómo podemos asegurar que la información se almacena de la manera adecuada?, ¿cuál sería la mejor manera de trasladar todo este modelo teórico a un entorno real con múltiples equipos y aplicaciones?

Para eso proponemos el concepto de observabilidad por diseño, basado en:

Así se evita que cada equipo tenga que reinventar la rueda y se asegura que las nuevas aplicaciones nazcan “observadas”.

IA: una palanca, no un requisito

Aunque hoy en día se habla mucho de aplicar inteligencia artificial a la observabilidad, no es imprescindible. Lo importante es tener primero una buena base de datos. Sin embargo, podemos apoyarnos en ella para maximizar nuestros resultados a la hora de detectar patrones o para automatizar respuestas.

En conclusión, la observabilidad va mucho más allá de elegir una herramienta o mostrar un dashboard. Es una capacidad organizativa que conecta tecnología, negocio y cultura. Si se implementa bien, permite tomar mejores decisiones, reducir costes y anticipar problemas antes de que se conviertan en crisis.

¿Quieres saber más sobre observabilidad?

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