En el 2014 viajé a África y pude ver animales salvajes en libertad. Leones, gacelas, búfalos, elefantes y otras especies en su hábitat natural, donde lucen todo su esplendor. Fue una experiencia inolvidable que recomiendo a los amantes de los animales, la naturaleza y la fotografía.

Por el contrario, no soy muy amigo de los zoológicos. A pesar de su supuesta preocupación por los animales, son más bien “colecciones” de animales y no hogares en sí mismos.

Son demasiado frecuentes las situaciones donde tienen a los animales confinados en muy malas condiciones (zoo de Almendralejo o el último oso polar de Argentina). Pero incluso bajo las mejores condiciones, es imposible duplicar o acercarse a imitar el hábitat natural en el que éstos viven. El cautiverio impide que los animales desarrollen muchos de sus comportamientos que para ellos son innatos y vitales como correr, volar, cazar, escalar o acompañarse de otros compañeros de especie.

Muchas veces estos zoos se construyen con la mejor intención, sin embargo no nos damos cuenta que el modelo es erróneo de base. El hábitat natural de los animales desde hace miles de años es la naturaleza, y si los privas de libertad, aunque sea con los mejores cuidados, simplemente no es lo mismo.

Pero al margen de esto, que es perfectamente opinable, el hecho relevante que quiero destacar y que creo que esta fuera de toda opinión, es que los animales no se comportan, ni viven igual en el zoo que en la propia naturaleza. Hay estudios que demuestran que estos animales tienen claros signos de efectos psicológicos derivados del cautiverio, e incluso en algunos casos su esperanza de vida se reduce a la mitad.

Para mí, esta situación es muy similar a la que estamos viviendo en este momento en España con la digitalización, que en muchos casos no progresa por el mismo error de base.

¿Por qué las empresas tradicionales son incapaces de innovar? No es por falta de gente inteligente, porque estas compañías cuentan con algunos excelentes profesionales, que encajarían en cualquier startup digital.

Tampoco es por falta de ideas ya que, aunque en muchas ocasiones no cuenten con un ambiente creativo, a veces surgen buenas ideas en estos entornos donde sí que hay un conocimiento muy profundo del negocio. Entonces ¿a qué se debe este problema?

El motivo es que estas personas excepcionales no brillan dentro de estos entornos desfavorables. Las ideas mueren antes de tiempo porque para que estas ideas se transformen en proyectos innovadores se requiere de una cultura de innovación y una orientación a la ejecución que estas empresas no tienen, porque no han sido creadas para ello.

Las ideas se pierden en la estructura piramidal y las trabas internas generadas por la excesiva burocracia y la resistencia al cambio. Y este es el principal motivo por el que los perfiles digitales no funcionan dentro de estas empresas, simplemente no es su hábitat natural.

El potencial de estos perfiles se basa en esta cultura y en la interacción constante con otros como ellos para convertir las ideas en productos y, si les quitas esto, solo tendrás leones cabizbajos comiendo filetes precongelados lejos de su manada.

Pero entonces, ¿qué deben hacer estas empresas tradicionales? ¿Cómo pueden aprovechar el potencial de las empresas digitales sin destruirlas? Pues en mi opinión tienen dos opciones complementarias.

La primera es iniciar una transformación cultural apoyada en una empresa digital, que le ayude a hacer una renovación profunda de su modelo organizativo, cultura, así como agilizar sus procesos internos.

Un proceso de cambio que debe estar sponsorizado desde la alta dirección y que no es nada sencillo, por lo que se requiere cierto tiempo hasta obtener resultados relevantes.

No existe una solución mágica, sino que es necesario crear una solución personalizada dentro del contexto particular de cada empresa y sector, que incida en el cambio de mentalidad necesario antes de abordar cualquier solución.

Esto no va de crear SQUADS y empapelar las paredes de post-it, sino que debemos entender el grado de madurez actual de cada compañía antes de empezar a abordar los cambios, por ejemplo no podemos pretender embarcarnos en la tarea de aligerar las jerarquías sin antes pasar por una gestión de portfolio de productos de forma ágil.

Por eso, se deben aplicar los principios ágiles de transparencia, inspección y adaptación en la ejecución de la propia transformación, haciendo foco en obtener quick wins que ayuden a vencer la resistencia al cambio.

La segunda opción es apoyarse en una empresa digital que te sirva como un laboratorio de innovación externo, un “Estudio Digital” en un ambiente externo sin contaminar**,** que coja las ideas de una compañía tradicional y las convierta en realidad en un contexto digital.

Un contexto donde se minimicen las injerencias, se propicien las oportunidades de compartir conocimiento (sinergias entre equipos, formaciones, comunidades de práctica, etc.) y se maximice la eficiencia y el valor del trabajo.

De esta forma las empresas tradicionales pueden utilizar a las empresas digitales para dar un impulso a su negocio, difícil de conseguir desde dentro de su propia organización interna.

La clave está en alinear estos Estudios en torno a los objetivos de negocio de las empresas tradicionales, para que así estas mantengan el control sobre los resultados.

Para eso es necesario innovar en los modelos de relación para que las empresas nativas digitales funcionen como una extensión digital de compañías de cualquier sector. Modelos donde compañías tradicionales tengan incluso su propio espacio en las oficinas de estas empresas digitales, para dar forma conjunta a proyectos innovadores desde este entorno creativo. Ejemplos del éxito de un modelo similar a este son Lowi, de Vodafone; o Datio, de BBVA.

Cuéntanos qué te parece.

Los comentarios serán moderados. Serán visibles si aportan un argumento constructivo. Si no estás de acuerdo con algún punto, por favor, muestra tus opiniones de manera educada.

Suscríbete

Estamos comprometidos.

Tecnología, personas e impacto positivo.